jueves, 1 de agosto de 2013




JOSE AMAT RODRIGUEZ

San Fernando (Cádiz), 1881-1937.

Miembro de la Asociación de la Prensa de Cádiz. Su familia provenía de Almería. Llega a la Isla de León a finales del siglo XIX para hacer el servicio militar, cuando conoce a la que más tarde será su esposa, la chiclanera Manuela García Sucino. De dicho matrimonio nacerían José, Miguel, Ricardo, Leonor, Francisca y Manuel.
                                     





Según recuerdos familiares trabajaba en La Carraca. Pero también sabemos que fue editor-director de El Insurgente, periódico satírico y jocoso de efímera vida de 1916. Comprometido con su tiempo y la sociedad perteneció al Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. Interesado por todo lo que le rodeaba era suscriptor del periódico Le Monde. Ya durante la II República escribió en el semanario La Voz Isleña. Cultivó gran gusto por la poesía y la música, tanto por la popular (flamenco), como por algo más refinada (zarzuela). Perteneció al Círculo de Artes y Oficios de San Fernando con los cuales estuvo presentes en la Exposición Iberoamericana de 1929 de Sevilla.
Además profundizó en las artes plásticas ganando algunos premios de pintura. Sin embargo no solo pintaba él, sino que además enseñó a sus hijos Pepe y Miguel. No queda ahí las lecciones culturales, pues también enseñó a sus hijos a jugar al ajedrez. No debemos de extrañarnos que su casa del patio Madariaga fuera centro de tertulias musicales y literarias.
Con el golpe de Estado le viene una enfermedad en los ojos, posible diabetes. Además estaba muy asustado porque todos sus compañeros y amistades estaban siendo apresados. No olvidemos que su hijo primogénito es llevado al frente de Córdoba donde cae prontamente, y más concretamente en Espiel. A día de hoy no se sabe donde fueron a parar sus restos. Las primeras semanas tras el golpe de Estado, José para entretener a su hijo menor, Manuel, con un mapa de España, y banderitas republicanas y rebeldes “jugaban” a marcar el paso de la guerra.
Un día de agosto, dos soldados de Infantería llegan al patio Madariaga y se llevan preso a José, que por cierto en esos instantes estaba casi ciego por la enfermedad. Todavía se cuenta, como las vecinas “beatas” pagaron a los niños pequeños del barrio para que mientras se llevaban a José cantaran el “Cara al Sol”. También se llevaron sus herramientas de caoba (?). Aquel mismo día se quemaron muchos de sus libros en el patio. La familia en un intento de salvarlo, pretendieron hablar con el General Varela, al cual años antes desde el propio Círculo de Bellas Artes le habían hecho un homenaje.
Tras cuatro meses de cárcel y un juicio rápido es fusilado en la tapia del cementerio de San Fernando con 56 años, el 19 de enero de 1937. Un tío de la familia, falangista, llevó a sus hijos e hijas una caja con las pertenencias personales de José Amat. Hasta hace poco se podía ver restos de disparos en la tapia de dicho lugar.

Para subsistir tuvieron que vender mucho material que durante años había adquirido José. Incluso alquilar habitaciones de su propia casa, acto que propició que robaran libros y otros enseres. Su hijo Ricardo marchó a Canarias, desplazándose posteriormente a Venezuela. El menor Manuel, que falleció en el pasado mes de Octubre, siempre llevó con orgullo la memoria y el recuerdo del hombre bueno que fue José Amat Rodríguez.

          Autor/a:  Santiago Moreno Tello